Es una casa esquinera de 1896 que fue convertida en 1965 en centro de idiomas. Para 1995, había sido intervenida, pintada y alterada en varias ocasiones. Para lograr una restauración consecuente con el espíritu de la casa, fue necesario ir quitando capas, como las de una cebolla, hasta encontrar su esencia. En ella conviven las maderas tropicales en pisos, cielos, marcos y puertas con láminas y columnas de hierro fundido; ladrillos de Tournón, con ventanerías de guillotina, loza sanitaria con pedestales de hierro fundido con entrepisos de material reciclado, clavos de 6" de sección circular y cuadrada con estrías, forjados localmente en alguna fragua y yunque artesanal, con vidrios de espesor definido para la correcta compensación de las hojas de guillotina, canoas de hierro fundido con mosaicos en arabescos policromos de manufactura local.

La casa, con sus espacios amplios e iluminados, y sus aberturas grandes, aportó modernidad en un San José donde todavía predominaban las casas de adobe. Con la restauración, pretendía hacerla renacer, al final del siglo XX, como un hito del Barrio Amón. Para conseguir este objetivo había que devolverle su carácter e imprimirle una nueva dignidad. Cada decisión fue orientada por esa finalidad.