Atravesar el caudaloso río Pacuare, preferido por los que practican "white water rafting", condiciona de inmediato el proyecto, tanto en su carácter como en su construcción.
Las cabinas fueron concebidas levantadas del suelo y aprovechando la gradiente del mismo para colgar una pequeña piscina individual, por el frente, y en la zona del baño poder salir a nivel con el terreno.
Los ecohoteles deben privilegiar el contacto directo con la naturaleza como una experiencia novedosa cuando se trata para el turista de otra latitud y que visita el trópico en Costa Rica. La sensualidad del aire tibio es algo muy novedoso al que es conveniente exponer al visitante, por lo que las cabinas no cuentan con vidrio ni con aire acondicionado, solo disponen de ventilador en el cielo.
El visitante que se aventura a pernoctar en un ecohotel está dispuesto a experiencias. Esta condición no debe pasar desapercibida. Para los arquitectos es la oportunidad para diseñar novedades originales e imaginativas para que sean compartidas por los huéspedes.
En este caso se estructuró un techo entrelazado de bambú formando un cañón corrido que cobija toda la cabina. La cubierta es de hoja de suita, una hoja local y que se encuentra en las cercanías. Esta bóveda de cañón está soportada por las paredes con estructura de madera de cuadro y cerradas con petatillo cuadriculado de teca de 1 x 1 pulgada. La ventilación y el contacto con el aire tibio se aseguran en toda la altura de las paredes.
No hay que dejar de mencionar que una ducha bajo los árboles tiene un verdadero sabor a naturaleza que es muy apreciado. |
